El pasado es como un día malo.

Era de noche, a penas había luz y el ambiente era desanimado, la música era mi única compañia. La lluvia no cesaba, al igual que las lágrimas, mis ojos se cansaban de llorar, mis piernas ya no aguantaban el peso y mi interior continuaba destrozado.

¿El motivo ? Un desamor, que provocó en mí un efecto negativo. Yo tenía quince años y no sabia lo que era "enamorarse",  hasta que lo experimenté en mi propia piel. Aquél día me sentía sola, sin fuerzas para poder continuar y todo el positivismo que me quedaba se iba desvaneciendo poco a poco...

Al tiempo me dí cuenta que la gente  viene y va de tu vida como un reloj cambia de hora, que la vida es un espejo; te sonríe si la miras sonriendo.

 No hay que aferrarse a nadie, porque al fin y al cabo, el que juega al juego de la vida eres tú, no los demás.